Un sistema de contratos entre propietarios de
terrenos, productores de alimentos y consumidores favorece el autoempleo
Red Terrae ha creado un banco de tierras con 88
parcelas repartidas por varios puntos de España en las que participan más de
mil personas
Ecología, kilómetro cero y producción local son las
señas de identidad de los alimentos
Contar con
un terreno productivo, asistir a un curso de aprendizaje agroecológico,
cultivar frutas y hortalizas para autoconsumo e
incluso vender esta producción.
La creación de un banco de tierras y un proyecto de custodia del territorio y
autoempleo, impulsados ambos por la asociación Red Terrae, han permitido que estos pasos los emprendan 1.058
personas en 88 parcelas repartidas en 60 hectáreas. No es el único proyecto de
este cariz que se desarrolla en España, pero sí uno de los más dinámicos y
participativos.
“He
conseguido poner un terreno en producción ecológica, una pequeña parte lo
alquilo a una persona para su autoconsumo, vendo 40 kilos al mes a un hostal
cercano y más pronto que tarde tendré que contratar a una persona para que me
ayude”. Luis Muñoz personifica en sus palabras la iniciativa emprendida y
dinamizada por Red Terrae, en este caso en un huerto de tres hectáreas situado
en Herrera del Duque (Badajoz) y con la marca El Valle Ecológico. “El trabajo
de Red Terrae resulta vital de cara a comercializar nuestros alimentos, ya que
hasta que no consigamos la certificación ecológica oficial [tarda más de dos
años], el aval y el sello que nos prestan sirven para lograr la confianza de
los consumidores”, explica Muñoz.
El proyecto Contratos
Terrae. Custodia del territorio e iniciativas de autoempleo agroecológico
cuenta con la colaboración y financiación de la Fundación Biodiversidad y
supone la consolidación de una iniciativa que nació hace año y medio. Red
Terrae impulsó entonces la creación de un banco de tierras sin uso, urbanas o
rusticas, para ofrecerlas a gente interesada en emprender proyectos de
agroecología a las que previamente se les instruye mediante cursos. A partir de
aquí se crean contratos de custodia de cesión o alquiler entre el propietario
del terreno y el alumno, que se convierte en usuario. Manuel Redondo,
responsable de la asistencia técnica en Red Terrae, afirma: "La gran
mayoría de estos contratos los realizamos con Ayuntamientos porque social y
económicamente les viene muy bien que se recuperen terrenos en muchos casos
abandonados y se incentive el autoempleo de personas en paro”.
Vanesa
González y Teresa Horcajada asistieron a los cursos que promueve Red Terrae.
“Nos habíamos quedado en paro y vimos que a través de varios Ayuntamientos se
ofertaban cursos de agroecología destinados al autoempleo y la producción y no
dudamos en apuntarnos”, recuerda Vanesa González. Esto fue en abril de 2013. En
noviembre de 2013, ya con terreno en Navalafuente (Madrid) y con nombre propio
(Date una Huerta) afirman que su producción de hortalizas, bizcochos y
mermeladas (además de miel de una apicultora amiga) se las "quitan de las
manos”. “Aún no ganamos dinero porque la inversión, especialmente en sistemas
de riego, ha sido grande, pero sí que pensamos en crecer en cultivo para cubrir
más demanda”, añade la agricultora. Gracias a la Red Terrae han conseguido
sendos contratos con un restaurante y una tienda de una localidad cercana,
Redueña.
Red Terrae
tutela y dinamiza cada fase del proceso: oferta y demanda de tierras, cursos de
agroecología y contratos de custodia del territorio y entre productores y
compradores de los alimentos que salgan de la tierra. El contrato Terrae 0 es
el primero que surgió dentro del banco de tierras entre ofertantes y
demandantes (actualmente hay 25, la mayoría con Administraciones Públicas). El
Terrae 1.1 afecta a alumnos que asisten a los cursos a los que se cede un
huerto de 50 a 200 metros cuadrados para el autoconsumo (75 contratos). El
Terrae 1.2 está relacionado con alumnos que acuden a mercadillos municipales
como paso intermedio antes de planificar su producción y venta (22 contratos).
Y el Terrae 1.3, en el que están incluidos, entre otros, El Valle Ecológico y
Date una Huerta, es un contrato entre emprendedores y restaurantes y/o tiendas
que compran la producción durante un mínimo de dos meses.
En relación
al último caso, Manuel Redondo añade que “de esta manera se comienza a crear
una red de restaurantes y tiendas Terrae que comparten los principios de la
agroecología, de kilómetro cero y de cocina de productos frescos, de temporada
y locales”. En estos momentos están en marcha o ya firmados varios acuerdos
entre 25 emprendedores y 15 restaurantes y 5 tiendas locales que, además,
apuestan por promocionar esta experiencia. “El hostal Carlos I al que servimos
oferta, dentro de un menú ecológico, cremas, natillas y ensaladas que cocina
con nuestros productos”, apostilla Luis Muñoz