A la caza de la ‘avispa
asesina’
Agentes rurales y
apicultores buscan en La Garrotxa (Girona) un nido del insecto invasor
El objetivo es evitar que
sea el foco desde el que se extienda por Cataluña
Un helicóptero equipado con
una cámara térmica participa en las operaciones
Ejemplar de
Vespa velutina, conocida como la avispa asesina.
Es una
amenaza para el sector apícola y frutícola y puede llegar a medir cuatro veces
más que la abeja europea, que es su principal fuente de alimento. Su picadura
es especialmente dolorosa para las personas y se ha instalado en Cataluña.
Cientos de
ejemplares de Vespa velutina, conocida popularmente como “la avispa
asesina” o “asiática”, han sido hallados en el último mes en la Vall d’en Bas
(La Garrotxa, Girona). El avistamiento de esta especie invasora proveniente de
Asia ha hecho saltar todas las alarmas entre los agentes rurales y los
apicultores de la zona. Y les ha puesto en un aprieto: si antes de noviembre no
se encuentra y destruye el nido en el que viven estos insectos, las hembras
fecundadas en su interior saldrán de su cobijo para crear nuevas colonias en
otros puntos de Cataluña.
“Antes de
que acabe el otoño, las más de 200 madres que ahora están germinando en el nido
buscarán nuevas localizaciones para hacer nuevas guaridas e hibernar”, explica
Josep Vilar, jefe de los agentes rurales de la Garrotxa. Si en menos de un mes,
como calcula Vilar, no se halla el nido, el problema podría ser muy grave
atendiendo a la enorme capacidad reproductiva de la avispa, que supera los tres
centímetros de longitud. Cada hembra reproductora puede llegar a procrear más
de 12.000 descendientes.
Voluntarios
del sindicato Unió de Pagesos, apicultores y agentes rurales buscan desde el
pasado 19 de septiembre el nido de avispas asesinas, aunque en realidad hay
quien piensa que no se trata de uno solamente, sino de varios. “Por la gran
cantidad de ejemplares que se han encontrado, suponemos que no solo hay un
nido; no sabemos muy bien qué buscamos”, reconoce Josep Maria Clarià,
responsable del sector apícola del sindicato Unió de Pagesos.
A pesar de
los esfuerzos de los apicultores y de la Administración, todas las iniciativas
probadas para dar con el nido de avispas no han dado aún resultado. Tras las
fallidas batidas a pie y el escaso éxito de las trampas instaladas, en los
últimos días se ha incorporado a la búsqueda un helicóptero equipado con una
cámara térmica para localizar la guarida de la colonia. “Salimos por la mañana,
cuando hace alrededor de nueve grados y el nido está a 25º, pero ni así lo
hemos encontrado”, explica Vilar, que muestra su escepticismo sobre el éxito de
la operación de búsqueda. “Es muy difícil localizarlos, hacen los nidos en las
copas de los árboles más frondosos y en la zona por la que buscamos es muy
complicado moverse”, explica el jefe de los agentes rurales.
Desde el
Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Natural,
según adelanta Vilar, se estudia la posibilidad de instalar un transmisor de
localización a alguno de los ejemplares para saber con exactitud dónde está el
nido.
Ante la
amenaza de la expansión de la avispa asesina, Àngel Noguer, presidente de la
Asociación de Apicultores Gerundenses, que aglutina a más de 150 miembros y
“cerca de 20.000 colmenas”, avisa de la peligrosidad de este insecto. “Se
alimenta de las abejas autóctonas, que no tienen ningún mecanismo de defensa
contra ellas. Si se expanden, será devastador”, advierte Noguer, quien revela
que la asociación tiene toda la provincia “llena de trampas para cazar
avispas”.
Los expertos
no conocen exactamente la distancia que estos insectos, negros y con las patas
amarillas, pueden recorrer para anidar durante el invierno. La pasada semana
fueron localizados algunos ejemplares en el municipio de Requesens (Alt
Empordà). Noguer sospecha que se trata de “obreras”, que habrían llegado
empujadas por la tramontana desde algún nido situado en el sur de Francia,
donde la avispa habría llegado oculta en algún contenedor proveniente de China.
Clarià
explica que si finalmente no se encuentra este “foco”, se deberán colocar
trampas por toda Cataluña: “Hay que prevenir porque no tienen enemigos
naturales y su expansión puede ser muy rápida”, explica. Vilar es un poco más
optimista y asegura que la avispa no puede recorrer grandes distancias, aunque
con “rachas de viento, puede llegar a desplazarse más de 30 kilómetros”.
Pero el
problema más grave, según explican los apicultores, no será la distancia que
recorran sino su instalación definitiva: “Si no podemos encontrar un nido en un
valle, no me quiero ni imaginar si se propaga sin control por toda Cataluña”,
advierten desde la Asociación de Apicultores. Si la peor de las hipótesis se
confirma, los daños en las colmenas de la abeja común y, por tanto, en la agricultura
que de ella depende para la polinización podrían llegar a ser enormes.
Fuente
obtenida del Pais.